Siempre que viajes por carretera es muy importante que te encuentres en condiciones óptimas, tanto física como mentalmente. Entre otras cosas, hay que tener especial cuidado si acumulas cansancio, ya que puede provocar descuidos y somnolencia al volante, que es la causa de entre el 15% y el 30% de los accidentes de tráfico.
Hemos preparado una serie de recomendaciones para que los viajes que hagas este verano sean muchos más seguros.
Razones principales por los que aparece la somnolencia
En general, todo aquello que reduzca la cantidad o la calidad del sueño, provoca una mayor somnolencia al día siguiente.
Los motivos más frecuentes son:
Privación del sueño.
La media para un buen descanso se encuentra entre 7 y 9 horas. Así que, si duermes menos, puedes sufrir un fuerte adormecimiento al día siguiente. Además, esta ausencia es acumulativa. Es decir, si duermes 1 o 2 horas menos durante varios días, generarás una deuda de sueño, que desemboque en un adormecimiento crónico con el tiempo.
Sueño fragmentado.
Aunque las horas que duermas sean las adecuadas, despertarte constantemente por la noche (por culpa de los ruidos, luz, ansiedad o preocupaciones) conlleva que no estés al 100%. Todo ello aumenta el cansancio y, por tanto, el riesgo conduciendo.
Cambios en el horario.
Si alteras con frecuencia tu ciclo sueño-vigilia (frecuente en trabajadores con turnos cambiantes, por ejemplo) puedes pasar por periodos de fuerte somnolencia mientras estés despierto. Además, si te toca dormir de día, el sueño no suele ser reparador a causa de la mayor luminosidad y ruido de la actividad diurna.
Trastornos del sueño.
Este tipo de alteraciones pueden resultar especialmente peligrosas para tu seguridad vial. En el caso concreto de las personas con narcolepsia, no pueden conducir según la ley. Sin embargo, hay otras afecciones que no lo tienen prohibido, como es el caso del síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS): una afección que produce episodios en los que las paredes de la faringe bloquean total o parcialmente la entrada y salida de aire a la hora de dormir. Esto produce alrededor de 20 pausas involuntarias de la respiración en una sola noche y, por tanto, no se consigue un descanso adecuado.
Sustancias con efectos sedantes.
Ciertas bebidas o medicamentos pueden favorecer la aparición del sueño, como, por ejemplo, los antihistamínicos (utilizados para resfriados y alergias), algunos antidepresivos y, especialmente, fármacos para el tratamiento de la ansiedad.
¿Cómo saber si te está afectando la somnolencia?
Los síntomas de la fatiga pueden ser muy diversos, aunque se reconocen con relativa facilidad. Entre los más frecuentes se encuentran:
– Pérdida de concentración frecuente durante la conducción.
– Problemas para ver con claridad: pesadez de los párpados, picor de ojos, parpadeo constante o visión borrosa.
– Cuerpo pesado e incómodo, con calambres por el cuerpo, brazos y piernas dormidos, dolores de espalda o zumbido en los oídos.
– Reacciones mucho más lentas.
– Cambio de la velocidad de forma involuntaria.
– Dificultad para recordar tu conducción: señales e información de la carretera o cuántos kilómetros has recorrido, por ejemplo.
Consejos para evitar la somnolencia al volante
Lo más importante para evitar el cansancio es que tengas una buena higiene del sueño y pongas mucha atención en la carretera. Además de esto, hay otros aspectos que puedes tener en cuenta como:
Evita las horas más “peligrosas” para conducir. Siempre que puedas, intenta no viajar en auto entre las 3 y las 5 de la mañana, y entre las 2 y las 4 de la tarde, ya que es cuando el sueño aparece más fácilmente. Además, tampoco es recomendable hacer trayectos largos si no estás acostumbrado, especialmente de noche.
Recuerda hacer paradas.
Cada 200 kilómetros (o dos horas de conducción) es común que aparezcan síntomas de cansancio. Lo más recomendable es parar entre 20 y 30 minutos antes de que eso ocurra. En caso de encontrarte en condiciones desfavorables (niebla, lluvia o nieve), recuerda parar con más frecuencia ya que conllevan una mayor tensión al volante.
Mantén una buena postura.
Lo mejor para una buena postura es sentarte con la espalda recta y sujetar el volante con firmeza. Así evitarás coger una posición demasiado relajada y evitarás dolores en la espalda.
Ventila el vehículo.
La acumulación del calor y el aire pesado pueden facilitar la aparición de la somnolencia. Para ello, dirige las salidas de aire hacia el cuerpo o los brazos, y abre las ventanas cada cierto tiempo para reciclar el aire del interior del auto.
¡Cuidado con lo que tomes!
Antes de cualquier viaje, no comas de forma copiosa, ni bebas alcohol. Puedes cambiarlo por alimentos ricos en fibra y minerales o bebidas estimulantes, aunque siempre con un consumo responsable (para evitar un efecto rebote).
Descansa antes de tomar el auto. Si has realizado alguna actividad física fuerte o has dormido poco, tómate un respiro antes de conducir y, una vez en la carretera, haz más descansos de los habituales.
Si eres una persona mayor, extrema las precauciones. Con la edad los reflejos son más lentos y los efectos de la somnolencia mayores, por lo que es fundamental tener mucha más cautela que de normal.
Estos son los consejos que podemos aportar para que los viajes que realices estés verano sean los más seguros, no está de másv recordar que ante un viaje largo en vehículo, tanto tu como tu vehículo deben estar en perfectas condiciones.
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