El líquido de frenos es un componente que tiene la misión de transmitir la fuerza que ejerces sobre el pedal de freno hacia el sistema de frenado de las ruedas. Lo que hace es utilizar las propiedades hidráulicas del líquido para provocar que las pinzas de freno se cierren sobre los discos. Es un método sencillo y fiable que forma parte de la industria del automóvil prácticamente desde sus inicios.
Es cierto que en la actualidad disponemos de autos, que además incluyen mejoras como el ABS o la recuperación de energía como sucede en el caso de los vehículos híbridos. Sin embargo, la base del mecanismo del sistema de frenado ha permanecido inalterable, aunque sí ha mejorado en cuestiones como materiales, eficiencia y seguridad.
Sin embargo, algo que sí ha variado bastante desde los primeros automóviles es el líquido de frenos y sus propiedades. Antiguamente se usaban aceites minerales y líquidos de silicio para los frenos. Sin embargo, en la actualidad se compone de composiciones químicas derivadas del poliglicol.
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¿Qué características tiene el líquido de frenos?
Una de sus propiedades más destacadas es su gran resistencia a las temperaturas. Puede soportar las temperaturas elevadas que se generan en los frenos debido al rozamiento tanto como las temperaturas gélidas, inferiores a 0 grados, de los inviernos más fríos. Su gran característica es que es capaz de comportarse como un líquido independientemente del clima exterior.
Además, el líquido de frenos está diseñado para absorber la humedad. Esto elimina los posibles efectos que podría provocar la presencia de agua dentro del circuito.
El agua hierve a los 100 grados, por lo que sí está presente en el circuito y se convierte en vapor produciría una pérdida en la eficacia del frenado, ya que un gas como el vapor se comprime mucho más que un líquido.
Teóricamente el circuito del líquido de frenos es estanco, pero por las juntas de los pistones de freno, el depósito de llenado o, incluso, por efecto de la propia condensación el agua acaba afectando el sistema.
Esta característica ventajosa a nivel mecánico del líquido de frenos es también su talón de Aquiles. Con el paso del tiempo el líquido va absorbiendo humedad y poco a poco va perdiendo eficacia y parte de sus propiedades. Obviamente, cuanto más antiguo es un automóvil, más cantidad de humedad llega a filtrarse dentro del circuito de líquido de frenos y antes pierde sus propiedades este elemento del auto.
El líquido de frenos puede llegar a soportar hasta un 3% de agua. Sin embargo, por encima de este porcentaje deja de ser seguro su uso reduciendo drásticamente su capacidad de transmitir la fuerza de la frenada. Por ese motivo, te recomendamos su sustitución periódica. Ten presente que, lo normal en un auto standard, es el cambio del líquido de frenos cada dos años.
Consejos sobre el cambio del Líquido de Frenos
Nos preocupamos por la seguridad de tu auto. Por este motivo, te dejamos algunos consejos para que tengas claro qué hacer en relación con el líquido de frenos:
Sustitúyelo mínimo cada 2 años o 20.000 kilómetros. Por poco que uses el auto, el líquido de frenos tiende a captar humedad, por lo tanto, el tiempo tiene un efecto sobre sus propiedades independientemente del uso.
Es un líquido muy corrosivo y tóxico. Deja que sea manipulado únicamente por un profesional ya que, además, necesita un proceso muy concreto para poder ser desechado y reciclado correctamente.
Comprueba tú mismo el nivel de su depósito. Deberá estar siempre entre las marcas máximas y mínimas que indica el fabricante. Si baja del mínimo, el sistema podría dejar de ser estanco además de entrañar un peligro considerable.
No mezcles líquido de frenos de diferentes procedencias y con diferentes fechas de fabricación. La mezcla de líquidos de diferentes fechas de fabricación o marcas podría conllevar una bajada de eficiencia del sistema de frenado en general.
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